Los "ladrillos" y las chapas

17.07.2014

Los "ladrillos" y las chapas

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Particularmente la cumbre de los Brics, la alianza integrada por Brasil, China, Rusia, Sudáfrica e India, que tiene lugar en nuestro vecino del norte. Si bien esta alianza no genera ya el entusiasmo global que inspiró hace unos años (algunos ironizan con que se ha hundido como un ladrillo, haciendo juego de palabras con el significado en inglés de la palabra brick), la presencia en la región de líderes como Vladimir Putin o Xi Jinping es algo poco habitual y de trascendente importancia.

Vale destacar que tanto el líder chino como su par ruso vienen dando una significativa importancia a la región, y ambos además de llegar a Brasil se han hecho tiempo para visitar a Argentina, Venezuela y otros países de la zona. ¿Cuál es el motivo de este interés?

Evidentemente hay matices. En el caso chino es notorio que la región se ha convertido en su principal abastecededor de materias primas y gran socio comercial. En el caso ruso parece claro que lo que se busca es lograr un apoyo político de una región "emergente", tras los recientes choques que ha tenido en materia internacional con los dos grandes polos de influencia en la materia, la Unión Europea y los Estados Unidos.

Hay que recordar que tras los violentos hechos ocurridos en Ucrania, y los problemas previos en zonas como Georgia, la relación de Putin con las mayores potencias globales está muy desgastada. Y su estrategia desde entonces ha sido negociar con su viejo rival chino por un lado, y por otro buscar apoyo en países con estándares democráticos menos exigentes, como Venezuela o Argentina. Significativa es la importancia que Rusia viene dando al Mercosur en este contexto, y además de la visita de Putin a Buenos Aires esta semana se dio en Montevideo el lanzamiento del llamado Instituto Bering Bellingshausen para las Américas, que busca "estimular los lazos entre Eurasia y el Cono Sur". Y también se anunció el lanzamiento de un potente servicio de noticias en español, que busca mostrar desde una perspectiva rusa, los acontecimientos de esa zona del mundo.

Es destacable que el presidente uruguayo haya sido invitado tanto a Buenos Aires para un encuentro con el presidente ruso, como a la propia cumbre de los Brics en Brasil, ya que se trata de oportunidades poco habituales para que nuestro país esté presente en la "mesa grande" donde se discuten los temas centrales del planeta. Sin embargo parece un tanto menor la agenda de cuestiones que, según anunció, piensa llevar el presidente Mujica. Allí se destaca la posibilidad de una venta puntual de carne a Rusia a cambio de algunos aviones de combate para la Fuerza Aérea, el fantasioso proyecto del puerto de Rocha, y la a esta altura impensable chance de que alguien se haga cargo del ferrocarril uruguayo. Estos temas hacen acordar cuando Mujica viajó a Brasil a principio de su gobierno y en una exhuberante muestra de perspectiva política dijo que le iba a pedir a Dilma Rousseff "unas chapas y máquinas para eliminar cuchas".

Por encima de estas cuestiones domésticas menores, la reunión de los Brics debería llevar a un estudio muy serio de nuestra Cancillería para definir cuál será la postura de Uruguay a futuro ante este nuevo panorama. Un panorama marcado por la relativa caída de influencia de ciertos países, y el ascenso de estas naciones que pretenden mayor peso en la agenda global. Por un lado es interesante el paso de un mundo unipolar dominado por Estados Unidos, a otro con variedad de centros de poder, que exija mayor negociación y contemplación de intereses diversos. Pero, por otro, no se puede desconocer que casi todos estos países emergentes (sobre todo China y Rusia) tienen sistemas políticos opacos, discutiblmente democráticos, y con escaso respeto por las minorías y los derechos humanos.

La definición de la postura de Uruguay ante este nuevo mundo debería ser producto de una análisis serio, profesional, y acordado entre todos los sectores políticos del país, con el objetivo de que la misma sea una verdadera política de Estado que se pueda continuar sin importar demasiado quién sea quien ocupe el gobierno en un momento puntual.

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