El Instituto Bering-Bellingshausen para las Américas (IBBA) es una institución que tiene como prioridad la exploración de las ventajas que ofrecen los diferentes procesos de integración abiertos en Rusia con la reciente Unión Aduanera y en América Latina con la veterana Mercosur.
En el emblemático barrio montevideano de Carrasco es donde tendrá lugar el próximo 14 de julio la primera asamblea del IBBA. Sergey Brilev, su presidente, nos comentó en exclusiva los objetivos del instituto.
Usted es conocido en Rusia como vicedirector de la televisión estatal, ha sido corresponsal en Londres y director de un programa semanal de entrevistas exclusivas que ha tenido el privilegio de contar con figuras como Vladímir Putin, Barack Obama, George Bush, Dmitri Medvédev, Tony Blair y David Cameron, entre otros. ¿Dónde cabe América latina en esta agenda?
Es verdad que me asocian más con la agenda del Norte. Pero no nos olvidemos de dos detalles que yo ni siquiera llamaría detalles: se trata de dos precondiciones claves. En primer lugar, Rusia pertenece al Norte geográficamente, pero tiene una agenda más parecida y compartida con los países en desarrollo del Sur tanto en lo económico como, incluso, en lo psicológico. Además soy prácticamente latino.
¿A qué se refiere con “prácticamente”?
Soy ruso, y me considero moscovita, pero nací en La Habana y crecí en lugares como Quito y Montevideo.
En otras palabras, algo accidental...
Sí y no. Mis padres estuvieron trabajando en América Latina desde la década del 70 hasta los 90. Pero siempre he mantenido un interés profundo y permanente hacia la región.
Muestra de ello son mis numerosas entrevistas periodísticas a los presidentes Bachelet, Chávez, Sanguinetti, Ortega, Morales y Correa, entre otros. A lo que hay que añadir mis dos libros sobre América Latina y numerosos artículos científicos. Y sí, soy uno de esos rusos que leen obras de José Martí y Mario Benedetti en su idioma original, español.
¿Qué quiere decir Bering-Bellingshausen?
Fueron dos marineros rusos de los siglos XVIII y XIX, respectivamente, quienes completaron el mapa del hemisferio occidental, de las Américas: desde Alaska, Bering, a la región antártica de Bellingshausen. Fíjense que las letras que forman el nombre de nuestra organización –IBBA– parece que forman un dibujito: algo así como un barco con alas. Hay que mover esas alas con los vientos de hoy.
¿Y cuáles son esos vientos?
Déjeme citar un ejemplo concreto. El conocimiento que se tiene en los círculos empresariales de este país de la legislación de las zonas francas de Mercosur es muy reducido.
Al mencionar el tema a varios empresarios rusos que ya operan en el mercado sudamericano, me di cuenta de que ni habían oído hablar de las ventajas de este esquema. Y la mayoría de ellos no tienen analistas especializados en las materias regionales.
Vienen a Sudamérica como si fuera una región más de Occidente. Y los sudamericanos ni han oído de la mismísima existencia de la nueva Unión Aduanera formada por Rusia, Bielorrusia y Kazajistán.
Uno de los objetivos del IBBA será la presentación de presupuestos a las empresas privadas y la publicación de informes detallados y prácticos preparados por los mejores expertos sobre esta agenda. El primer informe se presentará durante la primera conferencia del IBBA del 14 de julio en Montevideo.
¿Cómo puede ser que los empresarios no sepan nada de estos proyectos si se encuentran con frecuencia en foros como Davos?
Esa es la ironía. En lugares como Davos los rusos y sudamericanos se encuentran para discutir la agenda global, pero casi no hablan de la suya propia. Saben más de la UE y de la NAFTA que de los proyectos que unos y otros llevan a cabo en sus respectivos países. Hacía realmente falta que se crease un formato bilateral, un foro y espero que un think tank que sirva a la agenda ruso-sudamericana.
¿Y más allá de lo empresarial?
He iniciado ya en nombre del IBBA dos proyectos relacionados con la historia. En primer lugar para el año que viene estoy planteando organizar en conmemoración del 70° aniversario de la victoria en la Segunda Guerra Mundial una conferencia con historiadores rusos y latinoamericanos sobre nuestra cooperación durante esa guerra.
¿Hubo cooperación entre Rusia y América Latina en la Segunda Guerra Mundial?
Sobre esto trata mi libro más reciente, Los aliados olvidados. Fíjese que más del 50% del azúcar consumido durante la guerra por la Unión Soviética vino de Cuba. Fue denominado Lend-Lease estadounidense, pero en realidad era cubano. Otro ejemplo fue que la fuerza aérea hondureña defendió a los submarinos soviéticos en el Pacífico en 1942.
¿Y el otro proyecto que ha mencionado cuál es?
Vamos a tratar de organizar durante mi estancia en las orillas rioplatenses en julio el estreno sudamericano de tres o cuatro películas producidas por mi canal. Se trata de películas documentales de interés general relacionadas con las exploraciones geográficas de hoy y –eso espero– la película Stalingrado, que fue el gran estreno del año pasado y que contó con la participación de actores estelares rusos y alemanes. Estamos ahora en la etapa de la producción de subtítulos en español.